domingo, 20 de febrero de 2011

CALÇOTS (SIN ENSUCIARSE) CON SALSA ROMESCO.





El calçot es una variedad de cebolla tierna, sobre el que giran las divertidísimas y multitudinarias "Calçotades": reuniones de varias familias o grupos de amigos donde se asan a fuego vivo (con mucha llama, sin esperar a que se formen brasas que es como se asaría la carne...) cantidades ingentes de calçots. Estos, se retiran del fuego (habiéndoles dado la vuelta antes) cuando las hojas exteriores están completamente ennegrecidas, empiezan a entreabrirse ligeramente y expulsan una especie de espumita. Se envuelven en papel de periódico en grupos de 25 calçots más o menos y se dejan unos minutos para que acaben de cocerse en su propio jugo. Se comen cogiendo ambos extremos y tirando de la zona de las raices hasta que aparezca la zona blanca interior, mojándola entonces en la salsa "Salvitxada" o Romesco (muy parecidas.., o no!) y llevándolos a la boca levántando mucho el brazo para que se cuele directamente dentro, y mordiendo y comiendo la parte blanca más tierna. Efectivamente, la "guarrería" que se ocasiona es de magnitudes increibles; por eso en todas las calçotades que se precien se entregan a cada comensal unos guantes de plástico y un babero muy grande (yo nunca me lo pongo por que me siento ridículo, pero verdaderamente ayuda muchísimo). Son tan increiblemente buenos, que cuando te has querido dar cuenta te has comido los 25 de una teja (se suelen servir en tejas de obra, las de los tejados de toda la vida!). De segundo, cuando nadie puede ya más, se sirven diferentes tipos de carne a la brasa con pan de Pagés tostado con tomate.
Los calçots son verduras de invierno (entre enero y abril) y el lugar típico y mítico de las calçotades es la población de Valls, en Tarragona, pero se han extendido por toda Cataluña y no queda una sola masía-restaurante donde no dediquen el fin de semana a las calçotades. Debeis probarlo Sí o Sí...

Bueno pues, ya entrando en materia (iba siendo hora...), esta receta se me ocurrió hace un par de fines de semana, cuando la pareja que traía los calçots (éramos 4 parejas) llegó a las 14 h en vez de a las 12h como habíamos quedado, con un par de manojos gigantes (siempre lo son) de calçots.., entonces se me ocurrió improvisar una cocción similar a la habitual, horneandolos en "papillote"..: el resulatdo fue espectacular, en serio, genial para aquellas cenas entre semana donde te apetece rememorar un domingo de calçotada, sin tener que pasar horas intentando subsanar el ennegrecimiento de los dedos..:


        INGREDIENTES:
Para la salsa Romesco:
- 4 tomates bien maduros.
- 1 cabeza de ajos.
- 4 ñoras.
- 40 gr de almendras tostadas.
- 40 gr de avellanas tostadas.
- 150-175 gr de aceite de oliva virgen.
- Sal y pimienta negra recién molida.

Para los calçots:
- Calçots (calculad unos 8-10 por persona como mínimo)
- aceite.
- papel especial para hornear.



        PREPARACIÓN:
Para el Romesco:
1- Partimos las ñoras por la mitad y las metemos en un recipiente con agua muy caliente (vale hervirla y retirarla del fuego antes de introducir las ñoras) durante unos 30 minutos. Pasado ese tiempo, sacamos la carne de las ñoras raspando cuidadosamente su interior con ayuda de un cuchillo de punta redonda.
2- introducimos mientras tanto los tomates y la cabeza de ajos en el horno, lavados y enteros, con un chorrito de aceite y sal, y los escalivamos (cocemos) durante unos 25 minutos a 180 ºC.
3- En un vaso de turmix vamos colocando la carne de los tomates (sin piel ni semillas), los ajos y los frutos secos pelados, la pulpa de las ñoras, el aceite, el vinagre, la sal y la pimienta, y trituramos todo finamente. Rectificamos de sal y listos. 
Si añadimos algo más de aceite y un chorrito de vinagre, obtendremos un aliño espectacular para el "Xató", una deliciosa ensalada a base de escarola, bacalao desmigado, anchoas, olivas verdes arbequinas y negras de aragón (Mmmmmmmhhhhh!!!!).
Esta salsa aguanta bien en la nevera (si conseguís que quede algo de ella...).

Para los calçots:
1- Precalentamos el horno a 220 ºC más o menos.
2- Pelar los calçots desechando las dos primeras capas de piel (alguna más si siguieran mostrando restos de tierra) y cortando unos 3 mm por encima de la raiz y la parte verde que suele ser mas fibrosa y desagradable al morder. Nos quedamos así exclusivamente con la parte más blanca de la verdura.
3- Lavarlos bien en agua fría y disponerlos encima de una hoja amplia de papel de horno. Si son muy anchos los partiremos por la mitad a lo largo. Regamos con un chorrito (no mucho) de buen aceite de oliva virgen y cerramos en forma de paquetitos planos. Es importantísimo que no se escape el vapor de la cocción en absoluto; por eso yo siempre utilizo 2 hojas por paquete para que quede bien cerrado.
4- Introducimos en el horno y cocemos durante 25 minutos (recordad siempre adaptar ligeramente los tiempos a vuestro propio horno).
5- Sacamos del horno y esperamos 5 minutos a abrir los paquetes (con cuidado por que el vapor de agua quema igual que el líquido, solo que aquel sube de golpe y se expande cuando se abre la papillote; separad el papel desde los lados y no habrá problemas...). Servir directamente en la papillote acompañados de la salsa romesco en un recipiente aparte... Buenísimos!!!!


                                                              BON APPETIT!!!






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